sábado, 29 de octubre de 2011

Versos sombreados

TRES SOMBRAS

En el tronco de un naranjo
tres sombras se han recostado,
para beberse las sombras,
sorbo a sorbo, muy despacio,
que el naranjo, desde joven,
estaba coleccionando.

En una arquita de plata,
guardaba, el viejo naranjo,
sombras de todas las clases
y de todos los tamaños,
sombras de tiernos infantes,
sombras de fieros soldados,
sombras de hermosas doncellas
y sombras de jubilados,
sombras de vivos colores,
sombras de tono agrisado,
sombras de negro de noche,
sombras de sueños dorados
y, en el fondo de la arquita,
las sombras de enamorados.

Las tres descaradas sombras,
hijas de un tiempo inventado,
tienen nombres y apellidos,
en gran libro, registrados.
Una se llama Futuro,
Inalcanzables sus pasos;
otra se llama Presente,
efímeros son sus trazos,
y la más grande de ellas,
portadora de un gran saco,
entre todos, es conocida
con el nombre de Pasado.

Las tres insolentes sombras,
enemigas del descanso,
se beben, en un instante,
las sombritas del naranjo,
dejando su arca de plata,
llena de sobrado espacio,
sin una gota de sombra,
de aquellas, que amaba tanto,
de aquellas, que recogió
en el correr de sus años,
de aquellas que, con sudor,
en su savia, fue guardando,
como benditos recuerdos,
como recuerdos sagrados,
dibujadas en su tronco
por el mayor de los magos,
aquel que inventó los sueños
y la gracia de contarlos.

¡Malaya sea el instante
de tan gran desaguisado!
¡Malaya sean las sombras
de estos versos sombreados
con las sombras del Futuro,
del Presente y del Pasado!

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