jueves, 26 de mayo de 2011

Versos para el que los quiera

LOS DEDOS DE LAS LLAGAS

Poner el dedo en la llaga
parece cosa sencilla,
mas cuando llega el momento
de aplicar tal medicina,
dueños de largos apéndices
se buscan otras medidas,
por miedo, por dejadez,
o por simple cobardía.
Y nadie quiere entender
lo que ocurre en nuestros días,
lo rápido que, en el hombre,
las llagas se hacen heridas
que veloces se gangrenan
entre turbias pesadillas.

Poner el dedo en la llaga
rompe, a veces, muchas vidas
de gentes acostumbradas
a venderse en cada esquina,
a robarle a nuestro mundo
las más felices sonrisas,
a sumir en lo podrido
el valor de la justicia,
a corromper a los hombres
con insidiosas mentiras
y a ser los amos de todo
lo que en nuestra Tierra, viva.

Poner el dedo en la llaga
es causa de mil desdichas
para aquellos vividores
que en la corrupción, militan,
que atan a sus empleados
con limosnas y propinas,
que quiebran las esperanzas
de miles gentes sencillas
y que en su odioso vivir
y en sus ciegas correrías
van dejando mil regueros
de mil maldades prohibidas.

Poner el dedo en la llaga
a los hombres dignifica,
y hacen falta muchos dedos,
ornados de valentía,
para sanar tantas llagas
en cuerpos y mentes, crecidas.
Dedos que, al tocar, acaben
con tanta sucia mentira,
con abominadas cruces,
con cotidianas desdichas,
con indigna explotación,
y con tanta alma sumisa.

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