viernes, 27 de mayo de 2011

Versos de gozos y de dichas

LAS DICHAS, LOS GOZOS

Las dichas buscan refugios
en los corazones nobles,
cansadas están de vagar
por tortuosos callejones,
por callejuelas oscuras,
alejadas de su norte,
soportando dentelladas
de un desmemoriado hombre.

Las gozos buscan amparo,
en las campanas de bronce,
sueñan honrados talanes
en las almas de los hombres,
de aquellos que aman la vida,
buena gente, soñadores,
capaces de arriostrar
los más señeros valores.

Las dichas despiertan sueños,
amaneceres, albores,
y le preguntan al hombre:
¿Para qué tantos temores,
tantos requiebros al miedo,
tantas caricias de pobres?
Buscadme con nuevos pasos,
olvidad, los anteriores,
tomadme en vuestros brazos,
acallad malditas voces,
y sabréis lo que es la vida
y sus estancias más nobles.

Los gozos despiertan notas
de inmaculadas canciones
y con invicta alegría
le demandan a los hombres,
olviden escaramuzas
de personajes mediocres,
asistan a los conciertos
de las dichas, de los goces,
de las bienaventuranzas,
de las albas bendiciones,
y dibujen, en sus rostros,
y en sus viejos corazones,
sonrisas, guiños, miradas,
envidiadas por los dioses.

Las dichas y los goces son
fantásticos galardones,
laureles de un viejo hombre,
recompensa de almas nobles,
premio, distinción, estímulo
de los nuevos vencedores.

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