martes, 5 de abril de 2011

Versos marinos

ENCUENTRO

Granada, mora y cristiana,
desde su Nevada Sierra,
echó una mirada al mar,
con ansias aventurera,
por ver lo que se ocultaba,
soñando aventura nueva,
detrás de aquel ventanal,
de cristal y aguas serenas.

En un suspiro de tiempo,
la mirada viajera,
cruzó dormido oleaje,
sobre un velero de niebla,
de espuma y de sal marina
y polvos de blanca estrella,
hasta encontrarse, feliz,
en las mismísimas puertas
de una encantadora urbe,
soñadora y marinera,
la fenicia Rusadir
o la Melilla moderna,
tierra hermana, suelo amigo,
siempre, acogedora tierra.

La mirada granadina,
con brillos de madreperlas,
encontrose, en buena hora,
con la mirada despierta
de la olvidada Melilla,
de la lejana doncella
que, los dioses de las polis,
desgajaron de su tierra,
anclándola en el orillar
de África, tierra agarena.

Sus miradas se cruzaron,
en complicidad eterna,
con sus miradas sellaron,
encuentros, en horas nuevas,
un paisanaje bendito,
disfrute de feria y fiesta,
un sincero hermanamiento,
intercambio de poemas,
gozo, contento, ventura
y un querer de ida y vuelta.

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