ENCUENTRO
Os mirasteis a la cara
en un segundo certero,
él, agachó su cabeza,
tú, iniciaste el vuelo,
él, con marcadas arrugas,
tú, estrenando nuevo cuerpo,
él, suspiro; tú, esperanza,
y los dos, hijos del tiempo.
El Año Viejo, con pena,
entregó ya su relevo
y cabizbajo camina
hacia un más allá eterno,
para perderse, por siempre,
en un libro blanco y negro,
ilustrado torpemente
con memorias y recuerdos.
El Año Nuevo, gozoso,
celebra su nacimiento,
envalentonado cuenta
sus esperanzas, sus sueños
y, como chiquillo, juega
con los días venideros,
ajeno a los avatares
que el destino, traicionero,
grabó en su flamante piel,
sin él, llegar a saberlo.
Hablemos de teatro: Vudú (3318) Blixen
Hace 3 semanas
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