martes, 7 de diciembre de 2010

Versos de añoranza

PENA

¡Pena, penita, pena!
¡Ay, pena, penita blanca!
Pena de perderte, amigo,
he sentido esta mañana.

Quebrado tienes tu cuerpo,
manchada tu blanca entraña,
envejecida tu piel,
con arrugas que me espantan,
perdiste bella tersura,
perdiste claras palabras,
mutilado vives hoy,
en tu soledad callada,
sin nadie que te consuele,
con el sol de sus miradas,
te has vuelto un inútil ser,
ya no sirves para nada,
por eso tengo esta pena,
¡Ay, pena, penita blanca!

Recuerdo cuando llegaste,
como celebrada dádiva,
recuerdo que, entre mis manos,
fuiste dócil luminaria,
ventana de mi saber,
dosel de palabras mágicas,
compañero inseparable,
querido amigo del alma,
por eso peno esta pena,
¡Ay, pena, penita blanca!
Porque tú desaparezcas,
de mi lado, de mi estancia,
de los cálidos encuentros
y... no te encuentre mañana.

A mi pequeño y primer diccionario, con seguridad, reciclado y reconvertido en ínfimas partículas de unos desconocidos papeles.

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