sábado, 4 de diciembre de 2010

Versos de añoranza

REMORDIMIENTOS

Sobre un viejo ordenador,
arcón de tiempos modernos,
cofre de mis fantasías,
joyero de mis secretos,
yo traté de congregar,
con el debido respeto,
mil palabras encontradas,
mil voces en desacuerdo,
mil términos enclaustrados,
guardados en mi cerebro,
para hacer, como el poeta,
acervo, sartas de versos,
retablos de maravillas,
historias serias y cuentos.

Armándome de valor,
borré de mi loco tiempo,
inmaculados papeles,
cantidad de lapiceros,
las plumas estilográficas
y otros muchos instrumentos,
herramientas necesarias
para escribir nuestros sueños,
nuestras rimas, nuestras coplas,
los sagrados sentimientos,
tesoros, ricos caudales,
hijos de los pensamientos.

Hoy, no sé, si cuanto hice,
mereció tiempo y esfuerzo.
Las palabras, los vocablos,
nacen cuando los tecleo,
y con gran facilidad,
si no me siento contento,
los condeno a ciega nada,
los envío al basurero,
borro páginas enteras
con un solo movimiento,
reproduzco todo un libro
en un suspiro de tiempo,
y a pesar del adelanto,
y a pesar de tanto bueno,
no consigo liberarme
de ciertos remordimientos.
Mis versos fluyen alegres,
alineados, perfectos,
sin feas inclinaciones,
siempre garbosos y erectos
y, a pesar de lo bonito,
y de lo bien que están puestos,
algo bulle por mi mente,
preñado de mil recuerdos,
que va creando en mi ser,
pesar y remordimientos,
por despecho, por olvido,
del papel y el lapicero,
de la pluma, de la tinta,
proscrita en viejo tintero.

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