viernes, 5 de noviembre de 2010

Versos de terror

APOCALIPSIS

Clarines de punzantes notas,
anuncian agonía apocalíptica,
de este herido azul planeta,
degradada morada de los humanos.

Y el hombre, duro oído,
enemigo del escuchar,
silencia su cobardía en gruesos pasotismos,
acalla su conciencia con tediosos conformismo,
disimula sus fracasos entre idas y venidas
al suculento mundo del disparate.

Y el hombre, sordo de nacimiento,
huidor de la ajena palabra,
rechaza la transparente verdad,
no echa cuenta a la perseverante advertencia,
escondiendo sus provocaciones
tras celofanes de clara podredumbre.
Y las fatídicas permisibilidades del hoy,
incansables roedores del mundo,
poco a poco, quebrarán orden y vida,
desobedecerán naturales leyes,
arrastrando a cercanas generaciones
a cruentos laberintos de obligada evaporación,
de irreversible desaparición,
de muerte anunciada.
Y, como los milagros sólo existen en inventados paraísos,
peliagudas serán las marchas atrás,
difícil, casi imposible, será el desandar.

Los pasos rotos del hombre moderno,
dinosaurios de la mezquindad y de la torpeza,
ya grabaron sus abominables huellas,
en las horrendas planicies de su caduca existencia,
claros testimonios de su caos existencial,
para una futura descendencia, inexistente.

Y la Tierra, con sus moradores, volverá a ser vacío vital,
volverá a la nada imaginada
y a las concavidades de los imposibles sueños.
¡Todos fuimos culpables!
Nadie podrá llorarnos,
nadie podrá perdonarnos.
Y, al final, ¡Para qué, lo uno y lo otro!

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