martes, 16 de noviembre de 2010

Reflexión marginal decimoquinta

UN ¡HASTA SIEMPRE!; UNA PELÍCULA, “CALABUCH” Y UN MODESTO HOMENAJE.

Como se dice por estos predios visueños, “Lo primero es lo primero”. Y lo primero es, manifestar mi pesar por el viaje, a no sé que parte, del genial LUIS G. BERLANGA.

Son muchos los hombres del CINE (varones o hembras) por los que he sentido, siento y sentiré profunda admiración y gratitud. En el caso de Berlanga se acentúan estas inclinaciones o preferencias. Una anécdota es la culpable de esta última aseveración. Berlanga fue amigo de un primo nuestro, Domingo Calabuch (Calabuig), con el que, con seguridad, se reunirá mas pronto que tarde, para recordar tiempos pasados. Calabuch, fue un titulo provisional para la obra más sutil de Berlanga, al que, la sonoridad del apellido de un amigo, le llevó a nominar un inventado pequeño pueblo y una de sus más delicada película, con ese nombre. El tiempo, sus ocupaciones o su libertad para decidir le dieron razón para convertir lo provisional en definitivo, y “Calabuch” seguirá por siempre siendo el título de su gran obra “Calabuch”. Os recomiendo, la veáis.

Otros juglares o cronistas, mucho mejores que yo, desgranarán con autoridad su buen hacer, su vida, sus obras y su marcha y, entre todo ello, dejaré un átomo insignificante de gratitud hacia el admirado DON LUIS.

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