¡RENIEGO!
A la una, en buenísima hora,
a la prima, de este cuento,
renegaré de los hombres,
de sus obras, de sus hechos,
de sus ínfulas baratas,
de sus frecuentes desprecios,
de sus cantos de sirena,
de sus asuntos infectos,
de sus malas intenciones,
de sus endiosados vuelos,
de sus flagrantes olvidos,
de sus falsos juramentos
y de todo lo que lleve,
estigmas de hombre hueco,
sentado en dorado trono
o amo de un estercolero.
lunes, 6 de septiembre de 2010
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