jueves, 2 de septiembre de 2010

Versos de rebeldía

¡MELILLA, LA QUE TANTO QUIERO!

Tus lamentos son los míos,
aunque la mar nos separe,
que las distancias se acortan,
entre amados orillares,
mi dolor es cosa mía,
mi dolor es trashumante,
y tú, me dueles, Melilla,
con dolor de pena grande,
cuando el desprecio te viste
con telas de hilos cobardes,
urdidas en las urdimbres
de los más hoscos telares.

A aquel que nunca te quiso,
no le pidas que te ame,
a aquel que no te conoce,
déjalo que hable en balde,
que suenan sólo a baldeos,
sus palabras de desaires,
escucha tú, al pródigo hijo,
aunque muy lejano, se halle,
que sus razones, bendicen,
tu tierra, tu mar , tus aires,
tu existencia milenaria,
tus cicatrices de madre.

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