miércoles, 1 de septiembre de 2010

Versos de rebeldía

¿Quién podrá negarnos que nos alistemos voluntarios y conscientes a la denostada rebelión de la palabra y de los sentimientos?
¿Quién nos negará el derecho a la rebeldía, cuando los ejércitos de la mediocridad no dejan de parir mediocres y mediocridades?
¿Quién osará recluirnos en el manicomio de los cuerdos?
¿Quién?

Tomamos la palabra.
La tomamos a nuestro antojo y hacemos con ella lo que nos place.
La tomamos, la amamos y la odiamos, la quebramos y la inventamos, la gritamos y la susurramos y muchos más la… y la…
Jugamos con ella, le hacemos trampas, la veneramos y la olvidamos,
Pensamos con y en ella. En los sueños, morimos sin ella y, al despertar, vivimos por ella,
La sentimos, la padecemos, la disfrutamos, la extrañamos y, en ocasiones, la matamos, para, después, emulando a Dios, resucitarla y gozarla.


Lo que encuentres, a partir de este instante, durante unos pocos días, es desobediencia, insumisión, sedición, indisciplina, insubordinación, insurrección, indocilidad y, sobre todo, tardía e inútil rebeldía de unos hombres, ya mayores, hastiados de ser borregos.


¡PORQUE QUIERO!

Soy dueño de mi palabra,
de mis rimas y mis versos,
y a esta altura de la vida,
tengo perdido el respeto,
al crítico petulante,
al lector insatisfecho,
a los “progres” y entendidos,
al fracaso y a los miedos,
y no me importa gritar,
soy poeta, porque quiero,
poeta de la osadía,
de los utópicos sueños,
de verdades, de mentiras
de los tornadizos vientos,
de las fontanas heridas
y del hondo sentimiento.

Soy dueño de mi palabra,
de mis rimas y mis versos,
y los planto, complacido,
en las tierras de mi huerto,
en los mares de mis días,
en el orillar del cielo,
sin importarme la gloria,
sin esperar ningún premio,
efímeras criaturitas,
en este mundo de ciegos,
de empalagosos vecinos,
de zarrapastrosos necios,
de falsos intelectuales,
de patanes y mostrencos.

Soy dueño de mi palabra,
de mis rimas y mis versos,
soy vate, bardo, juglar,
soy poeta, porque quiero,
y si alguno no lo admite,
que se vaya a los infiernos,
donde, con seguridad,
allí, pronto, nos veremos.

4 comentarios:

  1. Excelente, cuanta razón (y no lo digo por pelotear para no ir a los infiernos...)

    La palabra es la mínima expresión del lenguaje, y éste es el medio en que desarrollamos el pensamiento.

    Un abrazo, ah y por cierto, ...os tomo la palabra.

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  2. Saludos Celósime, nos alegramos de tu visita.
    Descubrimos, sin esfuerzo, tu amor por la arquitectura, por la música y por la palabra; amén de tus otros grandes amores.
    Abrazos

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  3. Dónde hay que firmar.

    Por cierto, ¿habréis inspirado, con estos "versos de rebeldía", a Laín Coubert en su último artículo publicado?

    Saludos de un "loco". - ¿Quién osará recluirnos en el manicomio de los cuerdos? -

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  4. Lástima que seamos tan pocos.
    Hace tiempo que estamos en rebeldía contra tanta "cordura".
    Abrazos J.J.J., señor del Pocito Saco.

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