martes, 24 de agosto de 2010

Versos veraniegos

De unos años a esta parte,
se acabaron los complejos,
los prejuicios, los ridículos,
el temor y los espejos,
nadie se tapa el ombligo,
sagrado y santo agujero,
y el catálogo de tetas
expuestas y al descubierto,
ha crecido, de tal suerte,
que el mirarlo es de cateto,
de gente soez e inculta,
de mirones obsoletos.

Pobres culos, pobres cachas,
que por mor de ser trasero,
algunos usan hilitos,
para cubrir agujero,
dejando a vista de todos,
flacos y magnos panderos,
y para ocultar el tete,
triángulito delantero,
crisis de telas, carísimas,
¡Cuántos se sacan de un metro!
Los hombres, más recatados,
machistas en otros tiempos,
usan largos bañadores,
solo unos pocos mostrencos,
presumen de sus paquetes,
con taparrabos estrechos.

Una cosa nos iguala,
a los bañistas modernos,
todos queremos lucir
un moreno caribeño,
moreno de verde luna,
como canta el romancero.

De unos años a esta parte,
nadie se piensa que es feo,
ni que es ridícula prenda,
y menos, que esté mal hecho,
aunque brillen por su ausencia,
los cuerpos bellos, perfectos,
que para el egregio artista,
sirviéronle de modelo.

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