Amigo, cierra los ojos,
abre puertas del oído,
para que el mar y la brisa,
te embriaguen de sonidos,
melodía improvisada,
sopor de sabor divino,
ronroneo escarchado
con mil aromas salinos,
que la milenaria mar,
señora de desatinos,
de gozos, de nimiedades,
de recuerdo redivivos,
de añoranzas, de vivencias,
hoy despierte al tierno niño,
que llevas en tus adentros,
a la sombra del olvido.
Amigo, cierra los ojos,
abre puertas del oído,
y liba con desmesura,
vieja ronda de sonidos,
canto de salinas notas,
riadas de alegres trinos,
de loca chiquillería,
que pregona su albedrío,
sin importarle los mares,
ni las olas del prejuicio.
Amigo, cierra los ojos,
abre puertas del oído.
viernes, 13 de agosto de 2010
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