domingo, 8 de agosto de 2010

Romancero de la Ballena

A un velero que, sin saber como, ni que buscaba, llegó a la orilla de la Playa de la Ballena y nos regaló compañía durante unos meses, hasta que encontró la forma de volver a su espacio natural, el mar.

Llegó a la costa, perdido,
sin saber donde atracaba,
llegó herido y maltrecho,
arrastrado por las aguas
y, en la arena, se clavó,
con furia de gran lanzada
y, en la arena, se marchita,
preso de loca arribada,
sin poder volver al mar,
sin posar sobre su amada,
sin sentir sobre su piel,
la sal de sus olas bravas,
viendo su cuerpo, pudrir,
en la orilla de la playa.

Como vino se marchó,
estrenando alba mañana,
aquel extraño velero
que encontró calor y estancia,
en la Ballena roteña,
en sus arenas doradas.

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