domingo, 1 de agosto de 2010

Romancero de la Ballena

Retomamos, después de unas cortas vacaciones y algo (bastante)
resacosos, la tarea de jugar con las palabras y con los trabajos artísticos. Y lo hacemos, como no podía ser de otra manera, con el mar y con la infancia, de los que hemos disfrutado en cantidad y calidad, en estos pasados días.

CUÉNTAME

Cuéntame, mar resalada,
una historia marinera,
de viejos marineritos
y de barquitos de vela,
de viajes imposibles
y de bonitas sirenas,
de peces y caracolas
y de dorada arenas,
donde las olas se duermen
con ronroneos de seda.

Cuéntame, mar entrañable,
un cuento de madreperlas,
de hermosas conchas marinas
de corales y de perlas,
de tesoros escondidos
en bellas islas desiertas,
del pirata que tenía
una pata de madera,
un loro sobre su hombro
y un gorro con calaveras.

Cuéntame, mar de mi alma,
una sabrosa leyenda,
de valientes pescadores,
de grandes albas ballenas,
de marinas tempestades,
de luna y grandes mareas,
de caballitos de mar,
de vírgenes marineras
que, en barquitos de papel,
por la orilla, se pasean.

Cuéntame, mar de mi mar,
cuéntame mil cosas bellas,
de esas que tú, bien guardas,
en salinas faltriqueras,
en salíferos saquitos
llenos de polvo de estrellas,
en arquitas nacaradas
de las más claras tinieblas,
donde guardan sus cositas
todas las mares serenas.

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