viernes, 18 de junio de 2010

Romancero de la Ballena

HIJOS DE LA BALLENA


Son hijos de La Ballena,
estos salíferos versos,
versos de sueño y espuma,
versos de aromas sureños,
regalos de una vieja mar,
amante de tierra y cielo
que, henchida de albo amor,
inventó sonoro verbo
para inspirar al poeta
venido de un lejano predio,
donde la ausencia del mar
es siempre suplicio fiero.

Son hijos de La Ballena,
estos versos marineros,
versos de arena mojada,
versos de aires sureños,
obsequios de una vieja mar,
anclada en sereno tiempo
que, cansada de soñar,
descubrió nuevos senderos,
ser inspiración, ser musa
de vates, poetas viejos,
que, alejados de la mar,
padecen duro tormento.

Son hijos de La Ballena,
estos recién natos versos,
versos de olas y calmas,
versos de sentir sureños,
dádivas de sacra mar,
doncella y señora al tiempo,
que, dueña del navegar,
ideo juego poético,
para asombrar con sus cantos
a los que moramos lejos,
a los que, sin mar, morimos,
de pesar, pobres y ciegos.

Son hijos de La Ballena,
estos “quejíos” en versos,
versos de nostalgia azul,
versos de amores sureños,
dones de una hermosa mar,
estancia, espacio y espejo
que, en las dudas de las horas,
soñó un imposible sueño,
quiso ser madre y esposa,
amiga, fosa y sustento,
de aquellos que hoy soñamos,
ser juglares marineros.

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