lunes, 31 de mayo de 2010

Versos de vida y de muerte

LA POBRE VELA

Sola, sobre un bello paño,
bordado por mano experta,
desconsolada gemía,
lloraba una hermosa vela,
derramando en su penumbra,
lágrimas de blanca cera.

La vela se consumía,
entre suspiros de niebla,
se moría poco a poco,
esparciendo su gran pena,
sobre un dorado platillo,
su sepultura funesta.

Su filiforme esqueleto,
mecha de trenzadas hebras,
dueño de cálida llama,
es fuente de su tristeza,
de su claro deterioro,
de su insalvable condena.

La vela quiere vivir,
como viven las estrellas,
millones de alegres años
asomadas a la Tierra.
La vela quiere morir,
como mueren las candelas,
con mil encendidas brasas,
rodeada de pavesas,
con el calor y la luz,
que gozan las chimenea.

La vida de algunos hombres,
en su crecida ceguera,
son clónicas iteraciones
de aquesta llorosa vela.

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