domingo, 23 de mayo de 2010

Versos de añorado mar

Y LE PUSIMOS “MAÑANA”

En paseos matutinos,
cerca de la mar en calma,
entre jóvenes palmeras,
matojos y verdes cañas,
sobre blanco pedestal,
saneado con cal blanca,
divisamos la gaviota
sobre su trono de escarcha,
altiva, como una reina,
con aires de gran sultana.

Mira la blanca gaviota,
dueña de clara atalaya
que, fiel a vieja costumbre,
altanera, saludaba,
con graznidos esculpidos
a ritmo y calor de playa,
sobre fina y clara arena,
sobre la espuma salada
de olas que juegan felices,
al filo de la mañana.

Aquella blanca gaviota,
sobre un monolito, anclada,
oteaba el horizonte,
como si algo esperara.
Era una estatua de sal,
con aires de vieja estampa,
era salífero imán
para las vivas miradas.

La última vez que la vimos,
fue una espléndida mañana,
de esas que no se olvidan,
que en los adentros se graban,
sueños de aromas eternos,
cantos de la mar salada.

La gaviota marinera,
faltó a la cita esperada,
un hálito de tristeza
se adueñó de nuestras almas,
un nombre había que buscar,
un nombre, para llamarla.
En el luengo santoral,
hecho de grano y de paja,
no encontramos justo nombre
para la gaviota blanca,
no encontramos nombre justo
y... le pusimos: “MAÑANA”.

2 comentarios:

  1. Marinero en tierra ¿que tál? he estado ausente surcando mares: Adriático, Jónico, Egeo y el Mar de Mármara. Venecia-Estambúl-Venecia. No se puede con tanta belleza junta. Ya me he puesto al dia. Anais

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  2. Anais ¡Qué suerte tienes! o mejor, ¡Qué suerte tenéis! Envidias nos dais, aunque nos alegramos de vuestro viaje por esos maravillosos mares y esas exóticas tierras que, securo, nos inspirarían nuevos poemas.
    Abrazos

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