martes, 11 de mayo de 2010

Versos cotidianos

DESPERTAR

Cansado, roto y vacío,
me desperté esta mañana,
el cuerpo era mustia sombra,
fría escarcha, era mi alma.

Busqué cálido refugio,
entre silentes palabras,
entre locos pensamientos,
que en mi mente desbarraban.
Descubrí bendito bálsamo,
manantial de frescas aguas,
al engarzar complacido,
los versos que me encontraba,
en el jardín de mis sueños,
de mis risas, de mis ansias,
de mis jóvenes deseos,
de mis viejas esperanzas
y, con placer, yo noté,
calmarse mi sed amarga.
Alivio, paz y sosiego
anegaron mis estancias,
devolviéndome las fuerzas
que perdí en la madrugada.

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