viernes, 2 de abril de 2010

Semana Santa

VIERNES SANTO, ¡SILENCIO!

Trompetas de anciana vida,
juglares de agudos lamentos,
lanzan proclamas al aire,
anuncian grande suceso
de muerte y resurrección,
y el Alcor guarda silencio,
silencio de pena grande,
de pena grande, silencio.

En el Oriente cercano,
en una esquina del tiempo,
la muerte se hizo famosa
matando a un joven cordero,
Hijo del hombre y de Dios,
y el Alcor guarda silencio,
silencio de pena grande,
de pena grande, silencio.

Un viernes, hora de nona,
se apagaron los luceros,
la Tierra quedose a oscuras,
a solas con sus lamentos,
un viernes, hora de nona,
y el Alcor guarda silencio,
silencio de pena grande,
de pena grande, silencio.

Una Cruz, inhiesta espiga,
lecho de brazos abiertos,
fue rústico arcón de muerte
de Jesús, el Nazareno,
siendo el Señor de la vida,
y el Alcor guarda silencio,
silencio de pena grande,
de pena grande, silencio.

Viernes de imposible olvido,
viernes de dolor eterno,
viernes de suprema muerte,
viernes del mayor tormento,
viernes de esperanza y vida,
y el Alcor guarda silencio,
silencio de pena grande,
de pena grande, silencio.

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