miércoles, 21 de abril de 2010

Historias de hoy

A PROPÓSITO DE UN VOLCÁN

No me interesa su nombre,
ni si está cerca o muy lejos,
ni sus fogosas entrañas,
ni sus fogatas de infierno,
ni su lava braveada,
ni su destemplado acento.
Me preocupa el frágil hombre,
cuando soplan malos vientos,
cuando un ceniciento nublo,
lo deja fuera de vuelos,
cuando la naturaleza,
señora, con un par de huevos,
deja vista sus flaquezas,
sus estirpes de borrego,
aunque, aún se crean muchos,
ser reyes del universo.

Una nube de cenizas,
de componentes silíceos,
mandó al paro, sin escrúpulo,
a los pájaros de acero,
cerrando, de una tacada,
gran número de aeropuertos,
y dejando en la estacada,
millones de pasajeros,
desesperados y tristes,
desencantados, maltrechos,
sin salidas, sin entradas,
alejados de sus predios,
esquilmados sus bolsillos,
con estreses de camellos.

Y la historia se repite,
de pescar en río revuelto,
por tierra es todo ganancias,
por el aire, sólo sueños,
los trenes, los autobuses,
los coches, valen sus euros.
La claustrofobia se adueña,
de los listos y mostrencos,
de los niños y mayores,
de los locos y los cuerdos,
y todo, por un volcán,
que muchos daban por muerto,
cubierto de un manto blanco,
ahora, gris ceniciento.

Paciencia, querido humano,
paciencia, dicta el intelectos,
que en el mundo hay cosas malas,
que a nadie les quita el sueño;
así, volcán, a lo tuyo,
que pronto tendremos vuelos.

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