miércoles, 31 de marzo de 2010

Semana Santa

MIÉRCOLES SANTOS
EL HUERTO DE LOS OLIVOS

Los olivos milenarios
del Monte de los olivos,
en Miércoles de Pasión,
fueron silentes testigos
de la más grande traición,
en los Siglos de los Siglos.

Los olivos de aquel Huerto,
de alma y cuerpo doloridos,
por impotencia y dolor,
sus troncos han retorcido,
sus olivas negrearon,
negror de luto y castigo,
y sus raíces soñaron,
tierra de mejor mantillo.

Por unos pocos denarios,
dinero de cruel destino,
un hombre vendió al Hombre,
al Hermano, al buen Amigo,
historia que se repite,
en el ahora, a continuo,
con los denarios modernos
y personajes distintos.

Un olivo de aquel Monte
fue, entre todos, escogido,
para soportar la muerte,
exiguo, escaso castigo,
del que aleve traicionó,
fiero y loco desatino,
al mejor de los mortales,
Hombre y Cordero Divino.

Una turba desabrida,
hija de enconos altivos,
vociferante y armada,
ha prisionero, cautivo,
como peligroso truhán,
como brutal asesino,
a Jesús de Nazaret,
el mejor de los nacidos.
Por ello, silente llora,
el Huerto de los olivos.

Los olivos milenarios
del Monte de los olivos,
en Miércoles de pasión,
guardan dolores y gritos,
se retuercen de dolor,
viendo al buen Jesús prendido,
y no poder hacer nada,
por cambiar su cruel destino.

(Tomado del libro de poemas "365 y una poesías")

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