¡A BUENA HORA!
(¡A buena hora os tirasteis a la calle! ¡A buena hora sacasteis las pancartas y las banderolas del descontento! ¡A buena hora, ¿Para qué y contra quién?)
¿Dónde estuvisteis ayer,
que mis ojos no os vieron,
dónde estuvisteis ayer,
que mis oídos, despiertos,
no escucharon la voz rota,
ni el quejío lastimero,
de los viejos luchadores,
de la utopía y los sueños?
¿Dónde estuvisteis ayer,
que casi nadie os vio el pelo,
dónde estuvisteis ayer,
que mis oídos, ya viejos,
se quedaron esperando,
el grito del compañero,
el brioso aldabonazo
de la utopía y los sueños?
¿Dónde estuvisteis ayer,
cuando echaron a los nuestros,
dónde estuvisteis ayer,
cómplices de los silencios,
mientras el hombre penaba,
penoso y triste destierro,
descalzo de compañía,
de utopías y de sueños?
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Me gustaría saber decir las cosas como vosotros, pero me tengo que conformar con mis palabras. Los sindicalistas de ahora, mejor dicho sus líderes, ese montón de liberaos que come de la sopa boba son unos vendios al poder y vividores a costa de los despedidos, por los que no hacen nada.
ResponderEliminarBien escrito, hermanos, por enseñarnos a pensar. Ya está bien de tanto cuento, porque se les ve el plumero.
Es una auténtica lástima que tus palabras y las nuestras, coincidentes, sean reflejo de una triste realidad que no nos gusta, que nos molesta y que, inevitablemente, nos conduce a la desconfianza en este tipo de gente y a la desesperanza en que los graves problemas del paro se puedan solucionar a corto plazo.
ResponderEliminarAbrazo
Sería también interesante preguntarse donde estábais ayer vosotros. Veo mucha crítica pero poca autocrítica. Y qué quereis que os diga, con todo el respeto del mundo, estas críticas hechas desde personas con un nivel adquisitivo como el vuestro me parecen humo porque ni conoceis ni conocereis las penurias de la gente más azotada por la crisis. Es mi opinión y espero que sea respetada.
ResponderEliminarEmpiezo por tu final, siempre respetaremos la opinión de los demás, aunque no la compartamos.
ResponderEliminarPor desgracia y sin entrar en esa "valoración" de nuestro nivel adquisitivo de "maestro jubilado" (conseguido después de muchos años de servivio y dedicación a los demás, por obligación y por convicción), hemos conocido,
vivido y conocemos muy de cerca las penurias de la gente azotada por la crisis actual y por otras pasadas.
Ayer, como otros muchos españoles, estábamos dolidos, cabreados, desengañados, desesperanzados y bastante hastiados del no "hacer nada" de los defensores de los trabajadores y tuvimos la "osadía" de utilizar la palabra para manifestar nuestro descontento.
Nos alegra que alguién entre en nuestro "rincón" para criticarnos, pero sería bueno y es bastante fácil que, como nosotros, te dieras a conocer y no te ocultaras en el impersonal "anónimo".
Saludos respetuosos de los hermanos Calabuig
Bueno, ahí están, ahí salieron las críticas a las que están acostumbrados,"con vuestro poder adquisitivo"; estos son los que no conocen pero otorgan el calificativo de "los ricos" a los que no piensan como ellos y, claro, bendicen las izquierdas como si se tratara de la panacea para todos sus males y envidian a la gente de bien que llevan una vida organizada y dedicada al trabajo y no vive de la ayuda social.Adelante os lee mas gente de la que vos pesábais y esto es importante. Anaïs
ResponderEliminarNos alegra, Anais, las discrepancias, la opiniones diferenciadas, sin ello, la vida sería un aburrimiento.
ResponderEliminarA estas alturas de la vida, las nuestras, pesan más los VALORES que la poseción de riquezas o que el poder adquisitivo, y además podemos permitirnos el lujo de expresar con libertad nuestro libre pensar, acertado o no.
Abrazos