sábado, 16 de enero de 2010

Siempre pagan los mismos

HAITÍ

La ignota naturaleza,
cansada de mamoneo,
de indiferencia sacrílega,
de olvido del mal ajeno,
se enoja, se despereza,
abre puertas al infierno,
dibuja estampas de horrores
que espantan al mismo miedo.

Y el hombre del otro lado,
desmemoriado jumento,
descubre que su conciencia,
muy tenue, sigue latiendo,
e inventa filantropía,
para acallar su tormento,
suplicio de breves horas,
para volver a lo viejo,
al olvido despreciable,
de otros mundos, de otros pueblos.

Y el hombre del otro lado,
acorazado cangrejo,
degusta mil reuniones,
en pro de miles corderos,
que antes de morar la tierra,
llevan estigmas de muertos,
páginas televisivas,
macabro entretenimiento,
¡Hasta cuando las mentiras,
los olvidos, los silencios!

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