martes, 29 de diciembre de 2009

¡QUÉ INOCENTES SOMOS!

Con un día de retraso, saludamos a los inocentes del mundo, a los que todo lo saben y a los que sabemos bien poco.

LA VIDA ES UNA INOCENTADA

Inocentada es nacer,
sin catarlo, ni beberlo,
inocentada es morir,
por obligado precepto.

El mundo que nos rodea,
está, de inocentes, lleno,
unos por correr de prisa,
otros por marchar muy lento,
y aquel que anda normal,
es el loco del momento,
por creer, el inocente,
que, de su andar, es el dueño.

Inocentada es creer
que el hombre es un ser perfecto,
inocentada es pensar
que el vivir es un gran premio.

El solar donde moramos,
está de inocentes, lleno,
el padre por ser el padre,
la madre por sus desvelos
y los pobrecitos hijos
por ser dóciles corderos,
aunque de lobos se vistan
cuando no logran sus sueños.

Inocentada es reír,
cuando corren buenos vientos,
inocentada es llorar
en los trágicos momentos.

Los caminos del amor,
están de inocentes, llenos,
alegres viven algunos,
y andan cargados de cuernos,
otros, lloran de amargura,
por ser hijos de los celos
y creer, los inocentes,
que se la han dado con queso.

Inocentes somos todos,
la inocentada es el premio
que, sin querer, recibimos
al tiempo del nacimiento,
nos acompaña por siempre
hasta el fin de nuestro tiempo
y, en algunas ocasiones,
por mor del destino fiero,
sigue con el inocente,
incluso, después de muerto.

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