lunes, 7 de diciembre de 2009

Navidal II


HOGUERITAS DE EL VISO

Llegó el siete de diciembre,
puerta de la Inmaculada,
cantando sus villancicos
de fumatas y grandes llamas,
que juegan por los alcores
como hermosas luminarias,
llenando el anochecer
de fulgores de oro y plata,
de bendita convivencia
que, ni los fríos, apagan.

Legiones de menudencias,
infantes de cortas tallas,
protagonizan el sueño
de poner El Viso en ascuas,
de encender los corazones
con fuego de ricas brasas,
de esas que penetran firmes
por las ventanas del alma.

El cielo se ha engalanado
con luces anaranjadas
y la noche se divierte
con las grandes llamaradas
que entre los aires se mueven
como mágicos fantasmas.
Los niños juegan alegres
al corro de la patata
y los mayores se pierden,
soñando historias pasadas,
al calor de las hogueras
que llevan a sus espaldas.

¡Hogueritas del Alcor,
puerta de la Inmaculada,
seguid con vuestro quehacer
de brillantes luminarias,
decidle a la blanca Luna,
a las estrellas de plata,
al rocío de diciembre,
a los fríos y la escarcha
que, el día que me faltéis,
de pena, morirá mi alma!

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