lunes, 26 de octubre de 2009

MELILLA


MELILLA (VI)

Mis recuerdos se amontonan
sobre sillares de piedra,
sobre oleajes serenos,
sobre salinas arenas,
cuidados con gran esmero,
tratados con delicadeza,
para mantenerlos vivos,
para que nunca se pierdan,
para que el ladino olvido,
zampón de mil cosas buenas,
no se los trague, a la postre,
y en humo, me los convierta.

Mis recuerdos de Melilla,
estampas de tintas recias,
cromos grabados a fuego,
en la fragua de una estrella,
son sagradas criaturas,
son sacrosantas escenas,
de un pasado redivivo,
envuelto en finas sedas.

Mis recuerdos de Melilla,
han conservado su esencia,
sus aromas, sus sabores,
sus primogénitas huellas,
hoy pasean, complacidos,
por la orilla de un poema,
dibujado, hace un momento,
sobre una alfombra de arena.

Mis recuerdos son de bronce,
guardados en arca vieja,
cerrado con vieja llave,
para que nadie los vea,
sólo a ti, Melilla amada,
mi reina y mi consejera,
doy la venia para abrir
esta arquita marinera.

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