GOZOS Y LLANTOS ENTRE LA BALLENA Y RUSADIR
En la orilla de otra mar,
soñando
bajo azul cielo,
vi
como te convertías,
Melilla,
en feliz recuerdo,
altiva
y purificada,
sólo
mía, fui tu dueño.
Noté el frescor de tus
labios,
sentí
el calor de tu aliento,
la
tersura de tu piel,
tu
mirar siempre sereno
y
el gozoso palpitar
de
tu corazón inmenso.
Entre el ensueño y la pena
hay
mísero corto trecho,
que
tuve que recorrer
al
despertar de mis sueños.
Sangres y lloros llegaron
desde
la mar y los cielos,
haciendo
del gozo, espinas,
harapos,
con mis anhelos.
Mi cenicienta amargura,
nacida
en barca del tiempo,
roló
buscando una aurora,
remando
hacia mar adentro,
mientras,
mi rota esperanza,
como
marinero enfermo,
gritó
dolosa proclama,
la
lanzó a los cuatro vientos,
dejándome
sabios posos,
como
madre en vino viejo,
capaces
de romper diques,
barreras
y torpes miedos,
y
de enterrar las desdichas
en
el fondo de los tiempos.
En la orilla de otra mar,
soñando
bajo azul cielo,
vi
como te convertías,
Melilla,
en bello lucero.