216 .- EL JOVEN MAESTRO Y EL POBRE RATÓN (Experiencia vivida)
CAPÍTULO OCTAVO
De repente un niño grita
con la mayor de sus fuerzas:
"¡Maestro, vi un ratoncito
por debajo de su mesa!"
la bendita paz se altera,
todos los alumnos gritan,
sus pupitres, pronto dejan,
a la caza del roedor
voluntarios ya se prestan,
ante el atónito maestro
que en fuera de juego queda;
pues ninguno de los niños
le echan la mínima cuenta.
En principio el ratoncillo
con habilidad los sortea,
pero son muchos los ojos
igual número de piernas.
Cuando aquel animalillo
casi a su agujero llega,
lo que salvación supone
si logra feliz empresa,
Cecilín, el más chiquito,
el que al suelo más se acerca,
con excelente patada,
con el ratoncito acierta,
que como vulgar trapito
por los airecillos vuela,
donde el mayor de aquel grupo
sonriente y feliz, le espera,
para propinar la suya
con igualita destreza,
por lo que sin tocar el suelo
hacia otro chico se acerca,
con las mismas intenciones,
el pagar por su torpeza.
De nada sirve que el maestro
al ratón, defender quiera,
terminando el infeliz
inmóvil junto a la puerta,
reventado por cien golpes,
con su boquita sangrienta,
con sus ojos bien cerrados
cuando la muerte le llega,
reflejando en su figura
la mayor de las tristezas.
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