Martes, 19 de junio de 2018.
A 339 días…
El
tiempo vuela; las musas de la inspiración huyen despavoridas por la ola de
calor en que nos vemos envueltos en estos últimos días, antesala, anuncio y
prólogo de un cálido verano; las grandes noticias se refugian monótonas en la
cotidianidad y las pequeñas, particulares o familiares, brillan por ausencia,
dificultando la tarea de este escribano, empeñado a toda costa en cumplir la
propuesta tarea de “un escrito diario”.
Entonces recurrimos a lo afectivo, a lo afable, a lo
cálido, a lo más íntimo, para mantener vivo y
despierto los nunca olvidados recuerdos de los seres queridos que, para nuestra
desgracia, se “marcharon”, nunca
voluntariamente, hacia un cierto y desconcertante más allá.
Los abuelos, Diego, Rosario y mi madre, Pepita, cuántos entrañables
momentos familiares os habéis perdido con
vuestra no deseada “partida”, el crecimiento de los hijos, la venida a
este mundo de una prole de encantadores nietos y bisnietos, la muchas
celebraciones de bodas, bautizos, cumpleaños, grandes y pequeñas fiestas
familiares que tanto os gustaban y nos gustan y que rompen y alteran la rutina
de lo cotidiano. ¡Cuánto os echamos de menos en las mismas!
Y
¿Qué decir, querido Diego? ¿Quién salió ganando con tu “marcha”? Sabemos, con
incomprensión y dolor extremos, los que salieron perdiendo. Empezando por ti y
por los tuyos (también nuestros) Fuiste privado de tu ejercer de buen padre y
mejor abuelo; te birlaron a destiempo, antes de lo justo, miles y miles de
acontecimientos familiares; sólo nos dejaron las limosnas, en ocasiones
insuficientes, de la evocación y de tu vivo recuerdo.
Hermanos, tíos, familiares y amigos inscritos en el libro negro de los “desaparecidos”
de este mundo y habitantes de un paraíso desconocido e incierto (¡Ojalá fuera
conocido y cierto, sin necesidad de recurrir a los milagros de la fe!) sabed
que os quisimos y que os seguimos queriendo y recordando; tened por seguro que
cuando nos reencontremos de nuevo sobrarán metafóricos besos y abrazos.
¡Nos negamos a olvidaros, benditos seáis en vuestro silencio!
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