Reflexión realizada en Peralveche, pueblo de Guadalajara, de algo más de 200 habitantes, donde ejercí mi magisterio durante dos cursos escolares y que jamás olvidaré, porque me hizo más fuerte por sus carencias y permitió que mi vocación se afianzara.
13 .- ¡BUENAS NOCHES, HIPOCRESÍA!
¡Buenas noches, HIPOCRESÍA!
Hipocresía de ayer, hoy y mañana.
Hipocresía de cultos y educados.
Hipocresía de grandes y pequeños.
Hipocresía de varones y hembras.
Hipocresía del género humano.
Hipocresía de ayer, cuando aparenté sentir pesar por tu tragedia o alegría y hasta las compartí ante todos; para luego, en la soledad de mi interior, a la que nadie llega mas que yo y el todopoderoso, me regocijé con tu dolor y envidié tu felicidad.
Hipocresía de hoy, cuando te veo y te hablo, y mi deseo es marcharme por la otra acera, volver la cara y guardar el más absoluto de los silencios.
Hipocresía de los cultos y educados, que jamás desean dejarse ganar en su saber y educación por los demás; siguiendo como robots las normas establecidas, seguramente impuestas por sus antecesores y progenitores, para siempre estar por encima de los que carecen de todo y almacenan, sin culpa suya, su ignorancia.
Hipocresía de los mayores que aparentamos ante los pequeños lo que no somos en realidad, que nadamos y guardamos la ropa al mismo tiempo, que les prohibimos lo que nosotros nos somos capaces de privarnos, por el mero hecho de ser mayores y sin razones que lo justifique. Hipocresía de los pequeños, que en su rápido y necesario aprendizaje, pronto y tristemente descubre o imitan las maldades y faltas de sus mayores.
Hipocresía del varón que airea como banderola su machismo, sintiéndose insustituible e indispensable, enorme y poderoso, sobre la mujer; escondiendo muchas veces este proceder tras una careta de comprensión y de protector de ella. Hipocresía de la hembra, que hace gala de debilidad, de sumisión, de continuo sacrificio..., escondiendo con esta careta su ambición su fortaleza, su dominio real y su auténtico poder.
Hipocresía del género humano, que justifica la guerra como única respuesta para encontrar la paz; que justifica la existencia de dictadores y salvadores por la ignorancia del pueblo; que justifica la muerte de criaturas para que no haya tanta hambre; que justifica la explotación del hombre para que aumente la producción; que justifica las diferencias de clase porque todos no somos iguales; que justifica la propiedad privada porque se heredó en legitimidad; que justifica la falta de escuelas, hospitales, carreteras, etc., porque no hay recursos suficientes; pero que luego gastan en armamento y para el mantenimiento de un ejército que no produce nada; que justifica un fuerte poder
que sólo sirve en muchas ocasiones para usarla como medio de represión; que justifica una ayuda exterior prometedora de la obtención de nuevos mercados y se olvida de las necesidad urgente, en no pocos casos, de los suyos; que justifica la mentira, el asesinato, las promesas incumplidas, la miseria y el abuso del poder, la infidelidad, el desprecio a los semejantes, la insolidaridad y el "negocio" sucio...
¡Buenas noches, Hipocresía!
La de las múltiples caretas y actitudes.