LA CARMELA, MEDIO MEIGA, Y SUS TRES RAPACIÑOS: GALA, ENZO Y BELTRÁN
(XX) Los Caballeros de la orden de Santiago dan buena cuenta de los filibusteros y Carmela vuelve con muchas dudas a su antigua casa.
A la bodega descienden
y a los nobles ya no encuentran;
sin embargo, dan de cara
con gente más que guerrera,
que sin palabra alguna
atácanle con fiereza,
terminando con las vidas
de aquella gente plebeya,
marchándose del lugar
cumplida la suya tarea
y a los nobles ya no encuentran;
sin embargo, dan de cara
con gente más que guerrera,
que sin palabra alguna
atácanle con fiereza,
terminando con las vidas
de aquella gente plebeya,
marchándose del lugar
cumplida la suya tarea
sólo
a la bruja Carmela,
que volviendo a la cortina
contempló toda la escena
y que sin perder más tiempo
dejala Tortuga Ciega ,
para emprender el regreso
a choza donde viviera,
con enorme desconcierto,
con mucho miedo y con pena;
miedo porque el mismo rey
en la historia interviniera,
pena, porque de los niños
ninguna cosa supiera;
cosas que en su caminar
llenan su alma de tristeza,
pensando en la dura vida
que en su viejo hogar le espera,
deseando ser mala bruja
y vagar como alma en pena,
descendiendo a los infiernos
donde la paz no se encuentra.
que volviendo a la cortina
contempló toda la escena
y que sin perder más tiempo
deja
para emprender el regreso
a choza donde viviera,
con enorme desconcierto,
con mucho miedo y con pena;
miedo porque el mismo rey
en la historia interviniera,
pena, porque de los niños
ninguna cosa supiera;
cosas que en su caminar
llenan su alma de tristeza,
pensando en la dura vida
que en su viejo hogar le espera,
deseando ser mala bruja
y vagar como alma en pena,
descendiendo a los infiernos
donde la paz no se encuentra.
sus
pasos mucho le cuestan,
va arrastrando el suyo cuerpo
como si mil años tuviera,
y cuando llega a su choza
se encuentra con gran sorpresa,
pues desde lejos ver puede
que su portada está enhiesta;
asombro que mayor se hace
cuando traspasa la puerta,
al encontrar todo en orden,
no como última vez viera.
va arrastrando el suyo cuerpo
como si mil años tuviera,
y cuando llega a su choza
se encuentra con gran sorpresa,
pues desde lejos ver puede
que su portada está enhiesta;
asombro que mayor se hace
cuando traspasa la puerta,
al encontrar todo en orden,
no como última vez viera.
El Viso del Alcor, 19 de Junio de 2025
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