Uno de los pueblos de esta historia es el de ZAÑO, joven noble que habita en la ciudad de Hallal-Basal, la más importante de la isla de Chaf-Harin, enclavada en el centro de la gran selva de Laz, a la que se accede a través del estrecho y largo Estuario Landberes, que lleva hasta aquel lugar las aguas celestes y de cristal del Mar de Loczt, que baña todas las costas del sur y del suroeste de la isla.
Zaño es hijo de Pendrac, anciano muy sabio de barba blanca, algo metido en carnes y de ojos saltones y nariz roma. Su madre, la de Zaño, es la pelirroja Irca, que siempre lleva parte de su llamativo cabello recogida en dos colichas, adornadas en sus orígenes por dos flores multicolores con pétalos triangulares. Entre sus peculiaridades destaca su enorme inteligencia, adornada de una sincera generosidad.
Tiene dos hermanos: Teloquio, alto y delgado, de barbita algo picuda y marrón, que heredó de su madre el rojizo color de su pelo y su buen corazón. Nada le espanta debido a su grande y serena valentía. Su hermana, Horas, en nada se parece a Teloquio; es morena, luciendo una larga cabellera, algo gruesa como su padre; trabajadora como ella sola y muy obediente, en especial a sus mayores.
Zaño adora a sus tíos Punjas y Monclap, al igual que a sus primos, hijos de los anteriores, gemelos, que se llaman Sonata y Ponono. No le faltan amigos, tanto de los pertenecientes a la nobleza o del pueblo llano, tales como Cherosgo, Rajum, Janarto, Ahabil (Representante de su pueblo en la Asamblea) y el anciano Moniraco, del que recibe grandes y acertados consejos. Y ya tiene suficiente edad para haber encontrado a una novia, la bella y rubia Cherezate, con la que se entiende perfectamente.
Este es el jo ven Zaño, uno de los protagonistas de la historia de El Corazón del Mundo
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