Entrega 7. Escrito 17
LOS ARTISTAS Y EL COMER
En
el mundo o mundillo de las ARTES hay, como en la viña del Señor, buenos, malos
o regulares creadores artístico. Buenos, capaces de emocionarnos con sus obras;
malos, que no nos dicen nada, aunque se crean algo, y regulares que ni fu, ni
fa; ni chicha, ni limonar. En el cosmos o cosmillos de la creación artística
hay quien se la curra por derecho y hay quien no le da un palo al agua. Hay auténticos
creadores que, a la chita callando o rodeados de alboroto, nos regalan con su
arte gozo y placer, y los hay que viven del cuento y de bien vender su desechable
mercancía y que por mucho que parloteen no mejorarán sus obras.
Los ARTISTAS nacen y se hacen. “Nacen” con el regalo de un “don”
especial que los eleva a la categoría de posible GENIO, y otros, menos
afortunados, se “hacen” con esfuerzo, sudor y mucho currar y que, difícilmente,
llegarán a alcanzar la genialidad.
La
vida de los grandes artistas, de los auténticos, de los elegidos, se cimenta
sobre solidos pilares de éxitos y fracasos, de olvidos y reconocimientos y de
otras muchas dualidades enfrentadas que, sin prisas y sin pausas, van forjando
al artista de verdad.
Los ambientes, los tiempos, la educación y la libertad propician la
aparición de mayor número de ARTISTAS, Ocurre lo contrario cuando los ambientes
no son propicios, cuando los tiempos se dedican a actividades reñidas con las
artes, cuando la educación se aparta de la creatividad personal y colectiva y,
sobre todo, cuando no existe libertad.
El
comer es cosa sagrada en toda actividad humana y hoy, la comida, como todo,
cuesta. Tenemos un amigo ARTISTA pintor que sabe muy bien cómo se la gata el
hambre y los caprichos de la modernidad. Dibuja y pinta para las “habichuelas”
y cuando le sobra tiempo y ganas, lo hace para él. Otros, bastante
inconscientes y poco previsores, malvenden sus más preciadas obras para
subsistir, para eso que llamamos “el pan nuestro de cada día”.
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