Domingo,
12 de mayo de 2019.
A
12 días de las BODAS DE ORO.
NUEVE
BIENAVENTURANZAS (IV) NUEVE PIROPOS DE FERIA Y UN “COMINITO”
PREGONERO.
BIENAVENTURANZA
CUARTA
Bienaventurado
aquel.
que
de tierra extraña, vino,
de
la Rusadir fenicia,
plaza
de grandes hechizos,
cristiana
judía y mora,
porque
la historia, lo quiso,
y
el mar, con su inmensidad,
se
prestó a ser testigo
de
aquella pacífica hégira
hacia
solares del Viso,
buscando viejos colores,
soñando nuevo destino,
sin
pensar, en modo alguno,
alcanzar
un beneficio,
la
gloria de ser nombrado,
distinguido hijo adoptivo.
CUANDO TE VEO BAILAR
A Rosa
Siempre me ocurre lo mismo
cuando bailar, yo te veo.
Cuando tu cuerpo se viste
de arremolinados vientos,
y tus brazos y tus manos,
con gráciles aleteos,
rasguean mudas guitarras,
invisibles, en el cielo,
no sé lo que a mí me pasa,
ni sé, de prisas del tiempo,
ni del tibio escalofrío
que recorre mis adentros.
Siempre me ocurre lo mismo
cuando bailar, yo te veo.
Metamorfosis profunda,
en tu rostro, en tu cuerpo.
Tus ojos levan miradas,
con fuerza de imán certero,
tus labios, cálidas rosas,
despiertan mis locos besos
y con tus aires se agitan
mis más hermosos deseos.
No sé que piensas, mujer,
cuando bailas con los vientos.
Siempre me ocurre lo mismo,
cuando bailar, yo te veo.
Una profunda inquietud,
penas que quitan el sueño,
una envidia desmedida,
retazos de absurdos celos,
crecen, como la amapola,
a orillas de mis desvelos,
al no poder disfrutar
con los aires de tu cuerpo
ladrones de mil caricias,
de las que yo, soy su dueño.
No sé que sientes, mujer,
cuando te abrazan los vientos.
Siempre me ocurre lo mismo,
cuando bailar, yo te veo.
Las sevillanas se alegran
cuando salen a tu encuentro
y en un complacido abrazo,
de gozosos sentimientos,
felices intercambiáis,
sensualidades y versos.
¡Qué nadie rompa el hechizo
de estos sagrados momentos!
¡Qué nadie apague las notas
que nos llegan de este cielo!
¡Qué la cuarta nunca llegue
al final de su trayecto!
¡Qué grabarlo en mis entrañas,
fue mi más querido empeño!
No sé que sientes, mujer,
cuando te cantan los vientos.
Siempre me ocurre lo mismo,
cuando bailar, yo te veo.
Los mimbres de tu bailar,
contigo, al nacer, nacieron,
sobraron las academias,
sobraron grandes maestros,
sólo, unas gotas de sal
necesitó tu alfarero,
para fabricar los duendes
de tu arte y tu salero.
No sé que quieres, mujer,
cuando me bebo tus vientos.
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UN “COMINITO” PREGONERO.
Cuando pensábamos que los PREGONES VISUEÑOS habían tocado techo, por su
proliferación y el agotamiento de Pregoneros merecedores de dicho título, los
tozudos hechos nos descabalgan de nuestras pesimistas creencias y, en este año
del 2019, nos obligan a desterrar tales falacias o inoportunos pensamientos.
Podemos decir que los TRES GRANDES PREGONES de El viso del Alcor, Reyes,
Semana Santa y Fiestas de la Santa Cruz (respetando siempre la autoría y
celebración de los que podíamos nominar, “Menores”, aunque para sus ejecutores gocen de puestos
más elevados) como si se hubieran puesto de acuerdo, han alcanzados cotas de altura
suma. Los tres Pregoneros visueños, PEPE CALABUIG, JOAQUÍN ALGABA Y ALMUDENA
TARANCÓN supieron llegar a sus oyentes con su docta, sutil y llana palabra, con
su fresca prosa y su sentida poesía, fruto de una adecuada preparación, de un
saber jugar con los “tempos”, de una total y manifiesta sinceridad y de un
pausado y correcto “bien decir”, sin aspavientos, ni altisonantes palabrería o
tono, que solo sirven para recibir el flaco y desorbitado aplauso de los
“distraídos”.
Los Reyes, su Pregón y su Pregonero, no olvidados, quedan ya lejos en la
actualidad visueña, La Semana Santa, su Pregón y su Pregonero, recientes
exaltadores de la pasión, muerte y resurrección del mejor de los nacidos, suena
ya, sin quitarle ni un ápice de enjundia, como agua pasada, tampoco olvidada.
La Cruz, su Pregón y su Pregonera, ayer, junto a la Primavera, fueron
merecidamente los protagonistas de una cercanía que todavía se palpa, se huele,
casi se toca.
Una pincelada dedicada a la presentadora
de Almudena. Breve, concisa, cálida, emotiva, sincera, para que más
adjetivos. Complicidad y amistad manifiesta entre ambas. Prólogo de altura,
junto a las interpretaciones pianísticas, de un Pregón de imposible olvido.
Almudena supo aunar su cálida prosa con su pulida poesía en una
continuidad imperceptible. Pasó, en momentos, de ida emotiva, a una intimidad palpable, y vuelta, de nuevo, a una realidad
emocionada, con habilidad, contenida y no disimulada. Como guía nos regaló una
muy particular manera de ver y gozar de lo más importante espacios de El Viso:
su Vega; sus faros, sus calles, sus templos, sus fuentes, su naturaleza. Y en
esto último, nos dio una lección magistral de la flora y fauna de los alcores.
Nos obligó a enamorarnos y a sus mujeres, las de su pregón, les enseñó el camino del obligado
enamoramiento de la Cruz y de su amiga la Primavera. Hasta los más humildes
pájarillos visueños escucharon con suma atención su contar y su cantar.
Con su pausado buen decir, acompañado de las notas de un anónimo piano,
hurgó con maestría en conceptos tan importantes como la familia, la suya en
particular, en la amistad, en la convivencia, en la grandeza de las Fiestas de
la Santa Cruz Visueña. Y con descaro y maestría de artista, conjugó todos los
verbos y las bendiciones a nuestra Gran Fiesta, la de su grande amiga la
Primavera, invitándola a que nos acompañe por los tiempos de los tiempos.
Y
al final, lo inevitable, un merecido aplauso de los asistentes, largo en
tiempo, sincero en su manera y obligadas
felicitaciones a la autora de un Pregón que perdurará en el corazón y en las
mentes de los que tuvimos la fortuna de escucharlo.
¡FELICIDADES, ALMUDENA!