Jueves, 21 de marzo de 2019.
A 59 días y a 2 del cumple.
EL DINERO
No
sé el por qué, hoy, me dio por escribir del DINERO, quizás, porque al hacerme
mayor, lo aprecie, cada día que pasa, menos y nuestra mutua amistad vaya
decreciendo, al tener cubierta, para suerte de este escribano, sus más
importantes necesidades vitales. Lástima que, en este mundo de hoy, todavía, en
mayor número de lo pensado, existan “hermanos” castigados por la carencia de
este malsano invento llamado DINERO.
Francisco de Quevedo con su lapidaria y
archí conocida frase de: “Poderoso caballero es Don DINERO”, no pretendía
descubrir nada nuevo a los humanos del lejano pasado suyo, ni a los hombres del
más actual presente. Simplemente alertaba del extraordinario poder del mismo en
el eterno siempre y por los siglos de los siglos.
Escribir sobre el DINERO puede ser
oportuno y hasta recurrente, teniendo en cuenta la vorágine de novedosas
inquietudes y desmanes vividos y más desmadres que se nos avecinan, con tintes
de urgencia, cercanía y obligada dualidad, con las entradas y salidas en
nuestras vidas, bolsillos, carteras y monederos de unos pocos euros y la inevitable
y nostálgica desaparición de nuestras queridas pesetas de siempre, hace ya casi
una veintena de años.
Como si de una película del más rancio
Oeste americano se tratara, podríamos nominar la situación actual, con el
título de: “La fiebre del Euro”, muy similar a “La fiebre del oro” vivida por
los legendarios buscadores americanos del preciado metal, y trasladada, en esta
ocasión tan cercana, al ámbito de una gran parte de la milenaria y moderna
Europa, no en sus mejores momentos.
El EURO con sello de desconocido, de
imprevisible, de desconfianzas y de impensado sepulturero enterrador de las
pesetas y de otras pobres compañeras europeas, nos abruma con inevitable
machaconería y nos invita a hablar de él, a pensar en él, a practicar con él y
a meditar, sin traumas ni asperezas, sobre su auténtico valor del caprichoso
DINERO, al margen del variado catálogo de monedas y billetes, que usamos en la
cotidianeidad ,
Por ello es bueno que, a pesar del cambio
de ropajes y nombres de las monedas y billetes que ya usamos con cierta
naturalidad, no olvidemos que el EURO es DINERO y como tal, se va a comportar y
va a seguir siendo, para la mayoría de los humanos, motor y combustible en sus
afortunadas o desgraciadas vidas.
Avivar los recuerdos, despabilar las
conciencias y permanecer despiertos, ayudan a un mejor vivir. No olvidemos
algunos pensamientos y celebres frases relacionadas con el DINERO del ayer, del
hoy y del siempre. El DINERO es un buen sirviente, pero un pésimo maestro: Al DINERO hay que
mirarlo por encima del hombro, pero jamás perderlo de vista. El
hombre con mucho DINERO es como un árbol que la gente lo rodea cuando está
cargado de frutos, pero cuando los frutos han caído, la gente se dispersa en
busca de otro árbol mejor. El que pierde todo su DINERO,
puede decir: “Mis amigos han muerto.” El DINERO se adquiere
con trabajo, se guarda con temor y se gasta con dolor. No vendas por DINERO lo que nunca
puedas comprar por DINERO: La honradez, la felicidad, la tranquila siesta, la
limpia fama y la conciencia alegre.
¿Qué es el DINERO?
Nada, si se gasta. Nada, si se malgasta. Y para terminar este breve muestrario
de frases sobre el DINERO encontré una que, en su brevedad, encierra una
infinita grandeza, y dice así: “Hay gente tan pobre, tan pobre, tan pobre, que
sólo tienen DINERO”.
Y no curado aún de la pasajera locura de unos
días atrás y sin haberme desprendido todavía del recién estrenado traje de
aprendiz de poeta, me atrevo a componer, seguro de no recibir emolumento
dinerario alguno, un breve poema dedicado al DINERO.
DINERO, ¿QUIÉN ERES TÚ?
DINERO, ¿Quién eres tú?
le pregunté bien
despierto,
para mejor conocer
su alma y sus
fieros adentros.
Ríe fuerte el gran ladino,
con risa de
turbios vientos
e invitándome a
mirar
hombres de todo
los tiempos,
engreído
respondió,
con voz de afilado
acero:
“Yo soy el dueño y gran señor
del arcón de los
enredos.
Tengo amigos y
enemigos
en todos los
universos,
en los cielos más
lejanos
y en los más
negros infiernos.
Yo soy el sastre y
gran mago
de mil imposibles
sueños,
compro todo lo
creado,
anido en los
pensamientos,
y si algunos se
resisten,
subo cifras y los
tiento,
hasta conseguir
romper
sus almas, sus
sentimientos.
Soy respetado y
temido,
tunante y un poco
travieso,
atrevido en
ocasiones
y reparador de
entuertos.
Todos quieren
poseerme,
Nadie, sin mí,
está contento.
El pobre ansía
tenerme,
me guarda el rico
con miedos,
los grandes me
necesitan,
me desean los
pequeños,
los gobernantes me
adoran,
me aclaman todos
los pueblos.
Soy el dominador
del Mundo,
de humanos locos y
cuerdos.
Y después que he
terminado,
por todo lo antes
expuesto,
nadie a mí, podrá
robarme
que me sienta
satisfecho,
de tan sublime
poder,
de tanto corazón
preso.”
Mudo quedé al escuchar
maldito y cruel
parlamento,
lanzado a los
fríos aires
por nuestro amigo
el DINERO.
Y para bien
terminar,
este rosario de
versos,
como tardo
trovador,
me arriesgo con un
consejo,
nacido en rico
soñar,
criado en un
corazón viejo:
“En vida tan dura
y breve,
cuidemos almas y
cuerpos,
para eludir, con
sal y arte,
ser esclavo del
DINERO.
Así se escriben las páginas,
del caprichoso
sujeto,
viejas ropas de
PESETAS,
EUROS de trajes nuevos,
el hábito no hace
monje,
al fin y al cabo,
DINERO,
DINERO, siempre
DINERO.
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