8 .- HAZ BIEN Y NO MIRES A QUIEN
Haz
bien y no mires a quien,
dice un dicho popular,
difícil el objetivo
para el ínclito mortal,
ya que además del aprieto
encierra la santidad.
Sería bien distinto el mundo
si el humano racional
desterrara sus egoísmos,
practicando la bondad,
sin mirar el beneficio
adonde vaya a parar.
La hambruna se acabaría,
se alivia la enfermedad,
si el pan de todos los días
se reparte por igual.
Fuera los antagonismos
como los de guerra y paz,
los de riqueza y pobreza,
la mentira y la verdad,
del delirio de grandeza
y la sumisa humildad,
del cielo y de los infiernos,
del aquí y el más allá,
de los buenos y los malos,
del recibir y del dar,
del buscado y ansiado bien
contra el denostado mal,
del querer al buen amigo
y al enemigo odiar,
que el sol salga para el rico
y se oculte a los demás,
que los colores y creencias
sean para discriminar,
que el poderoso dinero
todo lo pueda comprar:
voluntades de personas
y las armas de matar,
en contra del noble anhelo
de usar generosidad.
Que aquello de las mejillas
nos lo creamos de verdad,
que Uno inmenso se hizo Hombre
para a los hombres salvar,
perdonando en el madero
a los que le han de matar,
dejándonos el ejemplo
en su corto caminar,
dándole el bien a su pueblo
que le iba a crucificar,
después de entrada gloriosa
en Jerusalén de Judá.
Hagamos por siempre el bien
sin ni siquiera mirar
a quien se lo ejecutamos
y dormiremos en paz.
dice un dicho popular,
difícil el objetivo
para el ínclito mortal,
ya que además del aprieto
encierra la santidad.
Sería bien distinto el mundo
si el humano racional
desterrara sus egoísmos,
practicando la bondad,
sin mirar el beneficio
adonde vaya a parar.
La hambruna se acabaría,
se alivia la enfermedad,
si el pan de todos los días
se reparte por igual.
Fuera los antagonismos
como los de guerra y paz,
los de riqueza y pobreza,
la mentira y la verdad,
del delirio de grandeza
y la sumisa humildad,
del cielo y de los infiernos,
del aquí y el más allá,
de los buenos y los malos,
del recibir y del dar,
del buscado y ansiado bien
contra el denostado mal,
del querer al buen amigo
y al enemigo odiar,
que el sol salga para el rico
y se oculte a los demás,
que los colores y creencias
sean para discriminar,
que el poderoso dinero
todo lo pueda comprar:
voluntades de personas
y las armas de matar,
en contra del noble anhelo
de usar generosidad.
Que aquello de las mejillas
nos lo creamos de verdad,
que Uno inmenso se hizo Hombre
para a los hombres salvar,
perdonando en el madero
a los que le han de matar,
dejándonos el ejemplo
en su corto caminar,
dándole el bien a su pueblo
que le iba a crucificar,
después de entrada gloriosa
en Jerusalén de Judá.
Hagamos por siempre el bien
sin ni siquiera mirar
a quien se lo ejecutamos
y dormiremos en paz.
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