Me consuelo del pobre hombre
que camina dando trancos,
que mueve cabeza y pies
a impulsos mal programados.
Ejemplos, muchos se encuentran,
en el transcurrir de una año,
hombres que, en sus doce meses,
no sienten cambiar de pasos.
Hoy, galopan por los cielos,
hoy, todos somos hermanos,
mañana irán al infierno,
a pasar sus buenos ratos.
Cuando el mes de Enero asoma
y vienen los Reyes Magos,
se visten de infantes tiernos
para esperar sus regalos,
dejándose seducir,
como pobre enamorado,
por los Grandes Almacenes,
dueños de todos sus pasos.
Delante de la Cuaresma,
el aire se ha disfrazado
y los hombres como tú,
no resisten a su encanto,
y entre sátiras y burlas,
descuartizan al más sabio,
y tú, vestido de hombre,
le dedicas tus aplausos.
El aroma del incienso,
el estigma de los Pasos,
las Vírgenes y los Cristos,
las velas y candelabros,
despiertan su fe dormida,
renacen de su letargo,
se embriagan con las saetas,
y olvidan, pasado un rato.
En tiempo de vacaciones
el cuerpo ha de estar tostado
y para ello, debe ir
a orillas de un mar salado,
para broncear su piel,
presumir de chamuscado,,
aunque las noches las pasen
aullando a grito pelado.
Al llegar la Navidad
son buenos samaritanos,
dan limosnas a los pobres,
saludan a sus hermanos,
mandan sus bonitos crismas,
ponen caritas de santo,
adornan sus arbolitos,
comen turrones y pavos.
Hacen de la Nochebuena,
cara función de teatro,
con modernos aditivos
venidos de cualquier lado.
Y pasadas unas horas,
unos días, unos ratos,
vuelven a ser lo que son,
hombres de torpes trancos,
olvidadizas criaturas,
amantes de turbios charcos,
caminantes que caminan
por senderos olvidados,
navegantes que navegan
sin rumbos, en viejos barcos,
náufragos a la deriva
con conciencias de estropajo.
El Viso del Alcor, 22 de Diciembre de 2022
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