miércoles, 20 de abril de 2022

NUESTROS RETRATOS

                             El día siete, del mes siete y del año siete de este siglo, fue muy señalado para algunos de nosotros, porque en Austria, concretamente en Graz, vivimos un acontecimiento inmensamente feliz; que podemos considerar como de cuento de hadas; ocupando un lugar destacado en él, una pequeña muñeca que se llamaba y sigue llamándose Blanca.



                            Aquella linda niña fue creciendo poco a poco y el pintor de la Corte un día la dibujó,
con sus lápices mágicos de colores y nos dejó una copia, que es la que hoy vamos a reproducir en nuestro blog. Su belleza era tan inmensa, como podéis ver en la foto anterior, con ese descaro de sus lindos y grandes ojos y su incipiente sonrisa si la miráis fijamente, que a las temblorosas manos del viejo pintor le costó mucho el reflejarla en la blancura del papel, tal y como era de verdad; pero este no se desanimó y continuó en su tarea pacientemente, pensando, o mejor escrito, deseando que siempre siguiera así de bella, aunque sus torpes manos no pudieran alcanzar esta. Y este fue el resultado de su atrevimiento:

                            Hoy, nuestra princesita Blanca, creció y creció, y vive con su abuela en una ciudad que es atravesada por un río grande, muy grande, y que tiene hasta una torre de oro en su orillar,  porque su abuelo se le fue al cielo y ella no quiere dejarla sola. Blanca es ahora una jovencita linda, que sigue conservando su belleza y que siempre se acordará de aquel siete, del siete, del año siete; sobre todo, cuando aquel viejo y sabio pintor le enseñe las fotos de aquella boda de Austria, concretamente de Graz, de su tita Mamen, a la que la llevaron sus padres Diego y Flori.

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