martes, 17 de noviembre de 2020

En tiempo de PANDEMIA

 Entrega 7. Escrito 11

VUELVO A LA PINTURA, VUEVO A LA VIDA

      Después de algunos años alejado de la pintura, vuelvo a ella como hijo pródigo. Todavía no sé, ni entiendo por qué me alejé de ella, desconozco las razones que me llevaron a este divorcio con el lienzo, el pincel, el óleo y de todo aquello que significó tanto para mí en el pasado. No sé si fue el cansancio, la sequedad interior, la pereza, el desánimo, la ausencia de progreso, el abandono de mis musas creativas, el desinterés por las artes o fue todo lo enumerado anteriormente o parte importante de ellos. La escritura derrotó sin paliativos a la pintura. El tiempo dedicado a ésta, poco a poco, fue deslizándose sibilinamente hacia la escritura, campo que, por manifiesto complejo, tenía totalmente abandonado. La última exposición y primera en El Viso del Alcor por un motivo muy especial, el nombramiento de “hijos adoptivos” de la villa alcoreña, fue quizás el definitivo punto final de una muy querida actividad practicada desde muy niño. Que recuerde, desde siempre.

     Del dibujo, hermano menor y siempre necesario para la pintura, no llegué a apartarme del todo como lo demuestra el hecho de haber realizado, entre otros dibujos, cientos de retratos a lápiz de color. Acostumbro a separar, a distinguir como actividades diferentes la pintura y el dibujo. La pintura necesita el soporte de un buen dibujo, sin éste, la pintura es “nada”. Un buen cuadro siente la necesidad de apoyarse en un buen dibujo. La pintura, por desconocimiento y abandono del dibujo, hoy, se ha convertido en objeto decorativo y pare usted de contar. Abajo los cuentos, las mentiras y los engaños de los defensores y practicantes de lo abstracto. Así pienso y así lo digo, con el riesgo de que los “entendidos” me estigmaticen como atrevido y osado ignorante.

     Volviendo al tema de mi reencuentro con la pintura, con toda seguridad y por falta de “entrenamiento”, me costará más trabajo de lo habitual cumplir la iniciada tarea y, con seguridad, el resultado final no será el apetecido. Trato de ser comprensivo conmigo mismo o, como señala el refranero, me pondré el parche antes de que me salga el grano.

     El tema escogido, para mí siempre sugerente, es el Quijote enfrentado a los molinos como si fueran gigantes. Espero que tanto el uno como los otros sean comprensivos con mi particular manera de verlos. Quiero que sea una sorpresa para el receptor de la obra que, sin ser exagerado, lleva algunos años esperando ésta.

     El hiperbólico título del escrito de hoy, con su carga de afectividad y efectividad, me gustaría se cumpliera del todo. Que el volver a la pintura signifique un volver a la vida, una vuelta del destierro, un renacer de las cenizas y, sobre todo, un reencuentro conmigo mismo después de un largo paseo por mi particular desierto. ¡Qué así sea!

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