Entrega 8. Escrito 3
EL DÍA QUE INHABILITARON AL QUIM
Como dos tiros en el dedo gordo del pie, habrá sentado esta
inhabilitación en los seguidores de este “impresentable proyecto de caudillo” y
en él mismo que, con manifiesto disimulo de su “procesión” interior y bastante
“mala uva”, se despachó a gusto sin mostrar arrepentimiento alguno.
Sr.
Torra guárdese sus bravuconadas, sus peroratas, sus monsergas y déjenos
tranquilos en el tiempo que dure su merecidísima inhabilitación. Tiempo que nos
parece bastante corto.
No
vayan a creer que con esta medida de exclusión pasajera del tal Torra, el
llamado problema catalán está finiquitado. ¡Ni mucho menos! Mientras nos
gobiernen los que nos gobiernan hoy no hay nada seguro. Lo blanco, mañana podrá
ser negro; las mentiras vestirán sus mejores galas, tratando de convertirse en
verdades de a media; todo se volverá fuego de artificio, sonora traca, pero
inútil e inservible. El futuro seguirá tan o más incierto que el presente y el
pasado terminará siendo nada comparado con lo por venir.
Muchos catalanes mantienen viva la llama del independentismo. Frente a
ellos, a muchos españoles nos les parece bien que algunos quieran romper la
UNIDAD DE ESPAÑA. Y entre los unos y los otros, la ESPAÑA sin barrer, sin
arreglar y, para colmo, en manos de trileros sin escrúpulos.
No
entendemos, muchos españoles, que aquellos que “sueñan” con destruir España,
gocen de unos sueldos astronómicos, como el individuo Quim Torra que, cuando
deje su puesto, seguirá cobrando por vida de la España que tanto odia.
¿A
dónde vamos a llegar con estas “cochinadas
económicas”?
Tendremos entre todos que ponerles, con el beneplácito de los que nos
gobiernan, el cascabel a aquellos “gats” que buscan nuestra ruina.
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