miércoles, 28 de octubre de 2020

En tiempo de PANDEMIA

 Entrega 6. Escrito 2

DAME PAN Y DIME TONTO

      El refranero español es rico, sabroso, en ocasiones, exquisito y, muchas veces, desafortunado y contrario a la verdad, en su decir.

     El elegido hoy encierra enjundia, sabiduría y, en su médula o meollo, ciertas dosis de ironía y sarcasmo.

     Cómo encajarlo en este breviario cotidiano, sin que padezca el menor daño o sufra alguna deformación irreparable. Fácil tarea, ya que somos muchos los que “militamos” en el ejército de los que necesitamos y solicitamos el “pan nuestro de cada día” por encima de zarandajas menores. Y después, dime lo que te apetezca o llámame lo que quieras que, siempre es y será, lo que, por aquí, tierra de María Santísima, decimos, que “lo primero es lo primero” y, lo contrario, es barata tontería.

    No queremos, de ninguna de las maneras, que sigan existiendo o crezcan en demasía, las dichosas “colas del hambre”, por insana e injustas. No queremos que el paro se envalentone y alcance cifras increíbles o que tengamos que llamar y considerar tontos a los demandantes de trabajo. No queremos convertirnos en campeones mundiales del despilfarro de “basura”, mientras el hambriento mundo demanda un poco de pan. No queremos ministerios de igualdad, queremos la igualdad real y verdadera. Si yo fuera ministro de igualdad y conociera la verdad de la desigualdad que me rodea, me iría a mi casa, por incompetente. No queremos los subsidios eternos, queremos que nos permitan y ayuden a conseguir el pan bendito. El pan, en este dicho nuestro, no es solo pan, es trabajo, sanidad, estudio, posibilidades de crecer, es todo aquello imprescindible para vivir, sin florituras consumistas.

     Y después de disponer de lo necesario, cuando quieras y como quieras, me llamas tonto, de nacimiento, de capirote, de baba, pero andad con cuidado, no vaya a ser que os paséis de listo y caigáis en el desagradable pozo de los tontos de verdad.

     Así que, señores políticos, mandamases de turno, jefecillos del poder, aplicaros el cuento y desviviros en conseguir pan para los que lo necesitan y que no se os ocurra llamarlos TONTOS que, el día que estos TONTOS espabilen, las cosas se pondrán duras y difíciles para ellos y para todos nosotros.

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