Entrega 5. Escrito 4
¿QUIÉN NOS CAMBIA LOS MESES
agosto, ya se prepara,
viene cargado de sueños,
sobre sus anchas espaldas,
trae feroces calores,
temperaturas bien altas,
viene presto a competir,
con el lucero del alba,
con las estrellas del cielo,
con la Luna plateada,
contra aquellos que pregonan
que agosto es mes de escapada,
de aquellos que buscan sol,
en la orilla de las playas,
y pare usted de contar,
cosas que no valen nada.
Mientras julio, el deseado,
de vacaciones a manta,
lloriquea, en su partida,
en busca de odiosa nada,
para invernar todo un año,
como oso de alta montaña,
irreverente castigo,
para un mes de grande talla.
¿Quién de este trilero mundo,
los meses del año cambia,
con arte, con maestría,
y que, aquí, no pase nada?
Debe ser un gran talento,
de esos que el saber le encanta,
de los que guardan la ropa
y, al tiempo, muy bien que nadan.
¿Quién en esta Tierra de Dios,
los meses del año cambia,
sin que exista el disentir,
los acuerdos siempre mandan,
estén los tiempos revueltos
o se respire gran calma,
salga el sol por Antequera o…
por donde le venga en gana?
¿Quién, para toda la gente,
los meses del año cambia,
sin que el viejo calendario,
se vuelva loco o majara,
con las graves consecuencia,
que a los tiempos les causara?
Locura de loco hacer,
locura en locas mañanas,
por un acertado cambio,
aceptados por las masas,
que sigan, así las cosas,
las cosas que tienen guasa,
que hoy reírse del mundo,
no nos cuesta casi nada,
cambien mucho o poco cambien,
estas cosas me resbalan,
solo me sirven a mí,
para inventar zarandajas,
menudencias, en poema,
al filito de hacer gracia.
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