Entrega 5. Escrito 5
COMO DECÍA MI SUEGRO…
Retomo el tema, el dicho primero. Llevamos casi una veintena de años
veraneando en nuestra segunda vivienda de Costa Ballena, en Rota, Antes de
seguir, me detengo a señalar que bendita fue la hora en que decidimos,
influenciados por nuestros buenos amigos Antonino y Marina, en comprarnos este
modesto apartamento playero, protagonista muy directo en lo narrado
seguidamente. Veinte años son muchos para escuchar, con inusitada frecuencia,
que el pavimento de las terrazas (la grande del salón y la pequeña del
lavadero) de arcilla porosa, engorro sumo a la hora de limpiarlo y que le
sobran manchas y tiempo dedicado a su diaria limpieza. Rosa ha vivido pensando
y queriendo cambiarlo durante estos casi veinte años. Yo, siempre he pasado prácticamente
del tema, cosa natural en casi todos los hombres en situaciones parecidas y no
obligado a su limpieza.
Por fin, este atípico verano, se ha
producido lo que puedo considerar el milagro del cambio, e inevitable resulta
el recuerdo de mi suegro muy aficionado a las obras y a los dichos del sur
nuestro. “Y LA BURRA AL VERDE, ¡Qué sabiduría encierra, qué enjundia guarda,
que meollo contiene este decir!
Como para celebrarlo y usarlo con más
frecuencia.
Nuestro hijo Clemente actuó como el mejor de los colaboradores a la hora
de buscar soladores, de comprar las losas cerámicas, de transportarlas y, de
paso, pagarlas (gracias Clemen y a disfrutarlas) Hoy, 27 de julio de 2020, los
albañiles han iniciado el trabajo del cambio. Tengo la impresión de que acertó
Clemen en la elección de los profesionales elegidos. Cuando nos pasen la
factura comprobaremos si el acierto fue total o parcial. Estamos en el inicio
y, como de costumbre, al terminar la obra, pensaremos que el suelo siempre
estuvo así, anulando el dicho de “Y LA BURRA AL VERDE”, por innecesario; aunque
aparecerán otros que nos harán hablar y recordar a los familiares aficionados a
los dichos, en especial a mi suegro.
Confucio, a su dicho de “renovarse o morir”, debió añadir algo
relacionado con los lugares que habitamos, necesitados, como los humanos, de
renovación, de mejora o de cambios, para hacerlos más habitables.
De
todas las maneras, sigo temiéndoles a las obras caseras, no me gustan nada,
aunque, al final, me alegro bastante cuando felizmente están terminadas éstas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario