martes, 20 de octubre de 2020

En tiempo de PANDEMIA

 Entrega 4. Escrito 20

LOS REBROTES, EL CUENTO DE NUNCA ACABAR.

      Sí, los REBROTES se han convertido en el cuento de nunca acabar o en una actual y perversa historia interminable.

     Soy octogenario, maestro de escuela jubilado, siempre defendí a la mayoría de los jóvenes de nuestro país. Hoy, con el crecimiento de los rebrotes de contagiados de coronavirus, propiciados en su mayoría por los jóvenes en sus absurdos e irresponsables comportamientos festivos, alejados de las mínimas normas sanitarias de defensa contra la covid-19, dudo en hacerlo y en lugar de defenderlos, tendremos que defendernos de ellos, sobre todos los que estamos en vanguardia de los posibles afectados, aunque de seguir así, ello no nos sirva para nada y, al tiempo, que nos pille confesados y con todos los sacramentos al día.

     ¡Cómo se puede ser tan alcornoque, imprudente e irreflexivo, dispuesto a olvidar el valor de la vida! ¡Cómo se puede caer en el absurdo de cambiar un trozo de vida joven por un breve rato de diversión o por un exceso de bebidas alcohólicas y, ocasionalmente, algún que otro “porrito” o similares, engañosos sucedáneos pasajeros del bienestar! ¡Cómo se sentirán de orgullosos algunos de estos “merluzos”, contagiando al inocente prójimo, casi siempre amigo o familia! ¿Quiénes dictan y proponen morir con las botas puestas o morir matando en esta carrera de locos? ¿Qué jóvenes se apuntan enloquecidos al juego de la ruleta rusa, añadiendo a sus penurias de paro, de ninguneo y de olvido, una amplia lista de contagiados y muertos? Sigamos así y terminaremos sin mayores viejos y sin jóvenes. ¡Bonita estampa de desesperados y desesperanzados!

     Parece ser que, solamente la sanción y el encierro en casita, son los caminos de acabar con este desmadre colectivo que preocupa más de lo que se cree a los muchos españoles de bien, cumplidores, sin ambages, de lo que dicta la razón, el bien ajeno y el propio.

     Parece ser que a los que mandan en este país nuestro les viene grande y bien grande el coronavirus y sus consecuencias; les basta con culparse unos a otros y otros a uno, en el pobre juego de lanzar a la cara del prójimo, cual deshinchado balón, los contagiados y los muertos del día, de la semana y del tiempo ya larguísimo en que apareció, como por arte de magia, este bichito chino.

     Casi todas las cosas humanas gozan de un retorno, de un ir y volver, de una ida y venida, de un llegar y un regresar. El coronavirus, aprendió pronto de los humanos estos capciosos caminos. Hoy nos toca retroceder, volver a los principios y ello no tiene ninguna gracia. Algunos, por desgracia, siguen pensando que “esto”, el bichito es y sigue siendo una gripe más. ¡Qué equivocados están estos “mendrugos”, estos listillos de turno, estas mal pensantes cabezas de chorlitos!

     O nos tomamos en serio el tema o estamos abocados al fracaso colectivo, al padecimiento merecido y al volver a empezar con la desgracia ya vivida hace nada y nunca superada.

     ¡Cuidado con la covid-19, vulgarmente, coronavirus o el bichito chino!

               En Cádiz, por la subida de su equipo a la primera división del fútbol español. Un mal ejemplo.




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