domingo, 20 de septiembre de 2020

En tiempo de PANDEMIA

 

Entrega 1. Escrito 17

ANTES, AHORA Y DESPUÉS…

 

     ANTES, cuando aún no conocíamos el “coronavirus”, nuestras vidas eran, según el estatus particular de cada uno, placentera, aburrida, monótona, gratificante, despreciable, vulgar y un casi infinito catálogo de mejores o peores estados de “estar”, en la época que nos tocó vivir. En ese ANTES que nos parece, hoy, muy lejano, aunque sólo hallamos consumido un “breve rato” de nuestras vidas, sin dejar de ser lo que éramos y que, ya no volveremos a ser nunca, jamás de los jamases, con conciencia o inconscientemente, nos ofreció el malvado “coronavirus” sus perversas intenciones y, a la par, el regalo inapreciable de una posible mutación del hombre, en hombre nuevo y mejor.

     En ese ANTES, los hombres, engreídos y equivocados dueños del mundo, abducidos por la posesión, el poder y la gloria, pájaros desmemoriados de sus orígenes y de su pasado; egoístas mantenedores de las miserias ajenas; deshumanizados practicantes del todo vale, nos negamos a ver los daños, las atrocidades, las barbaries, los olvidos de los más desfavorecidos, como “panes nuestros” de cada día y, para más “inri”, dejando para unos pocos, la ingente tarea salvadora del hombre pobre, ¡pobre hombre!

     En ese ANTES todo tenía su desagradable duplicidad: riqueza o miseria, bienestar o supervivencia, verdad o mentira, todo o nada, sin que nos esforzáramos en romper esta grosera y miserable partición. Y así el ANTES, que no nos gustaba a casi nadie, se hizo fuerte y dueño de lo divino y de lo humano deshumanizado, convirtiéndonos, a la gran mayoría, en adocenados personajes, en ordinarios y mediocres protagonistas de una historia apocalíptica, en una soldadesca de poseedores de todo y una caterva de desfavorecidos desprovisto de todo. No existía, de momento, la posibilidad de cambio hacia el bienestar de todos, pura utopía.

     Y llegó el AHORA, y sin apenas darnos cuenta, sin comerlo ni beberlo, nos convertimos en carne de cañón, en conejillos chinos, en ratones de laboratorios, en receptores de papeletas de una cruel muerte, sobre todo, aquellos catalogados de “ancianos”, de parcelarios de riesgo, la mayoría “arrecogidos” en “Residencias de Mayores”.

     Y el AHORA, mudó su brevedad por largueza en el tiempo y macabra crueldad en su hacer. Y el AHORA se eternizó, se envalentonó y nos birló nuevas, medianas y viejas generaciones del HOY.

    Menos mal que el AHORA, a cambio de su lúgubre trabajo, nos permitió destapar los mejores sentimientos humanos. La entrega, el amor, la solidaridad, las ayudas, el socorro y otras muchas benditas pasiones se convirtieron en algo cotidiano. Los reconocimientos, vestidos de sonoros aplausos, se adueñaron de la hora octava de todas las tardes y los balcones y terrazas se convirtieron en pequeños escenarios, espacios de sana convivencia, en este obligado encierro, al que no le vemos el final.

       Y en el DESPUÉS, todavía algo lejano, ¿Qué nos espera? Si es que aún tenemos arrestos para mantener viva la ESPERANZA. ¿Será ÉSTE un DESPUÉS para celebrar o un DESPUÉS de amárrate los machos, de los que se parecen a una nueva dolorosa pandemia? Confiemos en que ocurrirá lo primero y que el nuevo hombre que resurja de este mal parto (eliminados los viejos políticos y los inservibles politiqueos) sea capaz de reconstruir, con novedosas ideas y mejores haceres, un NUEVO MUNDO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario