Viernes, 12 de abril de 2019.
A 42 días…
VIERNES DE DOLORES
Después del honroso título del comentario
de hoy, me veo obligado a escribir que, con éste, no pretendo molestar, ni
mucho menos ofender, a los cristianos (católicos y ortodoxos) celebrantes de
este especial Viernes, como preámbulo de la Semana de Pasión.
Wikipedia, la Enciclopedia Libre de
internet, como así se autodenomina la misma, al igual que los Diccionarios y las
Enciclopedias de siempre, nos echan importantes manitas a la hora de más saber sobre
cualquier tema, religioso o profano.
El Viernes de nuestras Lolas y Dolores
estuvo a punto de desaparecer del calendario litúrgico, cuando el Concilio
Vaticano II suprimió una de las llamadas fiestas “duplicadas”, dejando el 15 de
septiembre como el día de “Los Dolores de Nuestra Señora la Virgen María”. Gracias
a la defensa y amparo de San Juan Pablo II se mantiene, en muchos lugares de
España e Hispanoamérica, la solemnidad festiva de los Siete Dolores de María en
el llamado Viernes de Dolores.
Hasta aquí, una justificación y unas
pinceladas informativas sobre el tema escogido. Y a partir de ahora, una
rocambolesca derivación hacia el absurdo, el disparate, el desatino propiciado
por el Presidente del Gobierno español, caprichoso mandamás, fijando
coincidencia entre una campaña electoral y la Semana Santa. Contentos están los
del “capirote” (no utilizo este término en sentido peyorativo) Contentos
estamos los que preferimos La Semana Santa a los mítines y mitineros de turno.
Contentos están los que viven del turismo. Contento estamos todos. Felicidades
Sr. Sánchez por sus “buenas ideas”, no exentas de bastante “mala leche”.
Los Siete Dolores de la Virgen, andan por
el camino de conversión en setenta dolores del pueblo cristiano católico, si
las encuestas políticas se acercan a lo vaticinado por ellas. Al Viernes Santo le
han otorgado el honor de ser “pistoletazo de salida” de encontronazos,
insultos, injurias, falsas promesas, hueca palabrería,
fanatismos, etc. A la Semana Santa se la ningunea, colocándola en un segundo
plano, sometida a los cantos de sirenas de los mitineros políticos. Los que
sueñan con la desaparición de la Semana Santa algo tramarán, algo tendrán
pensado para alborotar, para inquietar, para alterar la normalidad. Ojalá me
equivoque en esto último.
Termino felicitando a las Lolas y Dolores
en su día de siempre. Con mis mejores deseos de que la necesaria agua, bendita
o no, se ausente por unos días de nuestros pueblos y ciudades.
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