CUMPLEAÑOS
75
años, 15 lustros, 7 décadas y media, ¾ partes de un siglo. Todos ellos, migajas
de tiempo.
¿QUÉ
CELEBRAR?
¿Un
pasado consumido, entregado, sin nada a cambio, a una juguetona y caprichosa
memoria, a una nada inescrutable?
¿Un volátil presente, ya ausente, marchito, apenas nacido?
¿Un inalcanzable futuro, incierto, quimérico, breve?
¿Una cuenta saldada, pagada con alegría y sinsabores?
¿Una deuda desconocida, por pagar?
Y
por gracia y a pesar de lo anterior, adoctrinado por los vahos de la rotunda
costumbre, por los vapores sacros de la tradición, por los engañosos aromas de
la rutina, encenderemos velas de celebración; lanzaremos fatigados soplos a los
aires festivos para apagar y calmar pasados e incertidumbres; regalaremos
sonrisas y hasta cantaremos, tapadera bendita para vencer nuestras
inseguridades.
Y
por gracia y a pesar de lo anterior, seguiremos amando la vida, continuaremos
esperando la llegada del día del cumpleaños, para celebrarlo, aunque, a
hurtadillas, nos sigamos preguntando… ¿QUÉ CELEBRAR?
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