domingo, 13 de octubre de 2024

VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO, 1992

 
MARTES, DÍA 24 DE NOVIEMBRE 

UN JUICIO CON TODOS SUS AVÍOS, DE LOS DE VERDAD

                     Mientras un chiste de Gallego y Rey en el Diario 16 ponía al Presidente del Gobierno como Alí, al Presidente del Tribunal de Justicia como Babá, de baboso, y al resto de los asuntos del PSOE como los 40 ladrones y no pasaba nada; el Fiscal pedía pena mínimo en el juicio de falta contra cuatro jovencitos, y entre ellos Alejandro, nuestro hijo, por cantar en la Expo "policía Nacional el que no vote".
                    El policía agresor, parecido a Ramocín, hecho un flan como los nuestros por sus pocos años y verse envuelto en un Juicio, se sintió héroe o por haber visto muchas "pelis" de esas series americanas.
                    Todos los "acusados" y testigos respondieron con la verdad suya y hasta pecaron de inocencia, porque ni siquiera hablamos con ellos de lo que debían de decir.
                    El policía que hizo constar que fue agredido no se presentó en principio, pero si había declarado que no se acordaba de haber pegado un puñetazo en el ojo a uno de los jóvenes, concretamente a Clemente, que sí mostraba todavía las huellas del mismo. Cuando lo llamaron a declarar acusaba de una actitud chulesca de los nuestros, en especial de Alejandro. Sin uniforme no era nadie y no le salía ni la voz.
                    El fiscal no encontraba nada para acusarlos y tuvo que recurrir a la cancioncilla.
                    Nuestro abogado, Alejandro Cotta, en su defensa hizo reír al fiscal, al no encontrar motivo en el canto de nuestros chavales, ya que sólo lo que decían era engrosar a la Policía Nacional en el grupo de los abstencionistas, recogidos en la misma Constitución. Pidiendo sí, arresto del policía por agredir al joven que tenía delante.
                    El Juicio quedó listo para sentencia sin que fueran castigado ninguno de los jóvenes de forma grave, con lo que las mujeres, sobre todo, descansarán, pues la sanción sera la menor y todo quedó afortunadamente en casi nada.

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